Agua, Infusiones o Hidrolatos

Los utilizaremos para ayudar a apelmazar y dar consistencia a los polvos, para que no se desmoronen. La mejor forma de añadirlos es con un pulverizador. Se pulveriza sobre los polvos y se amasa después de cada dos o tres pulverizaciones, hasta conseguir una masa un poco húmeda que se pueda mantener cuando la aprietas con la mano y no se desmorona.

La cantidad a añadir debe ser la justa para la consistencia adecuada y no pasarse porque se puede iniciar la reacción entre el ácido cítrico y el bicarbonato. Si ocurre esto, se hincha la masa y no se puede compactar.

Infusiones o decocciones de plantas: es el resultado de infusionar o hervir plantas en agua para traspasarle los principios activos.

  • Método de elaboración:
    Se hierve la cantidad de agua que necesitemos en un cazo (y un poco más para compensar la que se evaporará), se retira del fuego, se añade la planta fresca o seca al agua (1 cucharada de planta si es seca o 2 cucharadas de planta si es fresca por cada 200ml de agua) y se deja reposar tapado 10 minutos. Para plantas leñosas, raíces o semillas, en vez de infusión, realizaremos una
    decocción, es decir, herviremos la planta en agua durante 10 minutos. En ambos casos, pasado el tiempo de reposo o de hervido, se filtra la planta con un colador fino o una tela de algodón y se deja enfriar.